Los modelos estadísticos de confort se suelen derivar de estudios de campo en edificios reales, por ejemplo oficinas o viviendas. En esos estudios se pregunta a los ocupantes regulares, en determinados intervalos, sobre sus sensaciones de confort respecto a una escala predefinida. Al mismo tiempo se registra lo más detalladamente posible las características de las personas, su vestimenta y las actividades que realizan, así como las condiciones ambientales en el exterior y el interior de los edificios. En ocasiones también se registran las acciones que las personas llevan a cabo para tratar de mantenerse en confort, como modificar su vestimenta, abrir ventanas, activar dispositivos de sombreado o encender ventiladores.